¿Por
qué nadie sonríe en las fotografías antiguas?
Los
motivos tecnológicos no eran los únicos que arrebataban las sonrisas a las
personas. Según un artículo de Nicholas Jevees, artista, escritor y profesor de
la Cambridge School of Art, en la época se
creía que salir sonriendo en las fotos era estúpido. El escritor Marc
Twain
decía que una fotografía es un documento
de gran importancia y pasar a la posteridad con una tonta
sonrisa fijada para siempre; era una condena.
La liberación
de los miedos religiosos, el abandono de la creencia en el más allá y de la
exaltación del sufrimiento y su sustitución por el hedonismo, la
adquisición de un nivel cómodo de vida, son los factores que han expandido la
sonrisa en los rostros humanos actuales del mundo rico.
¿Acaso no les gustaba ser
fotografiados? ¿Se sentían intimidados por el fotógrafo? Nada de eso. Además el motivo
principal era que la fotografía temprana requería de largas exposiciones,
es decir, que tenías que estar muy quieto durante
un rato hasta que tu imagen quedaba grabada. Aguantar la expresión de la
cara con todos los músculos trabajando para mostrar tu simpática cara era, por
tanto, una misión bastante difícil, y
si lo intentabas casi seguro que salias con una siniestra sonrisa movida y
borrosa.
Haciendo un salto mayor en el tiempo,
cuando las pinturas eran las encargadas de hacernos inmortales; hojea los
retratos y te costará encontrar a alguien sonriendo. Según
Javees, en la Europa del
siglo XVII
existía la convicción de que los
únicos que sonreían ampliamente, tanto en la vida real como en las pinturas,
eran los pobres, los lascivos, los borrachos, los inocentes y la gente del
espectáculo.
El objetivo
de los retratos, ya sean a modo de pintura o fotografía, no eran
capturar un momento, sino una moral verdadera; y una sonrisa, según Jevees, era una transgresión.
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